miércoles, 12 de noviembre de 2014

SEXO EN OVIEDO...CAPÍTULO 31: POLVOS TRISTES

Existe el sexo extraordinario, el que te deja con un buen cuerpo y los tristes.
Los POLVAZOS,son esos que experimentas poco y con mucha suerte o con años de "entrenamiento" con la pareja.
Los normales, son los más comunes. Buenas sensaciones aunque te llegue a faltar algo.
Y LOS POLVOS TRISTES, son ésos que, los cojas por donde los cojas, no tenías que haber comenzado porque son un auténtico desastre.
De éstos tengo una anécdota (la única vez que me ha pasado y espero que no me vuelva  a pasar, por Deus) que voy a contaros.
Ya me empezó con mal pie.
La manera que tubo el chico de entrarme fué bastante sinsustancia y poco original, pero seamos sinceros, me cayó en gracia y le brindé un poco de suerte que se veía que le hacía bastante falta.
Recorrimos calles y calles buscando un sitio y encontramos uno apartado y oscuro pero con un gran obstáculo. Una valla.
Ahí tenía que haber dado media vuelta .Era la señal que me decía que abandonar misión.
No quise verlo.
Y salté la dichosa verja.
Nos ponemos al tema y faltan nuestros amigos los condones.
Querido: sin condón no hay diversión.
Así que el tio se va, dejándome en aquel sitio apartado de la mano de los mortales,sola, a osuras , en busca de los ansiados condones.
Tardó....lo que no está escrito. 
Me disponía a saltar la puta valla ,otra vez, cuando el tipe me pilla infranganti.
-¿te ibas?
Me dice.
-No, me aburría y mientras esperaba quería ejercitar los músculos de las piernas.
(idiota).
Otra señal de que aquello no iba a terminar nada bien.
(porque no quise ver las señales.)
En fin...Vuelta para adentro, de nuevo.
Por fin, ya lo teníamos todo.
Aunque las ganas iban descendiendo,por mí parte.
Segundo intento...la cosa empezó bastante bien, parecía que se podía recuperar todo el tiempo perdido.
Me volví a equivocar.
El muchacho no debía de haber oído hablar nunca del movimiento.
Tío , muévete, haz algo, ponte en plan.
Recoloqué mi ropa y salté  la jodida valla. (grrrrr)
El tipo vino detrás.
Ni se dignó a echarme un cable.
Caminos juntos y en silencio todo el camino de vuelta.
Ni él tenía nada que decirme ni a mí me apetecía escuchar sus gilichorradas.
Cuando encontré a mi gente, tomé mi camino sin despedirme.
¿Para qué? Su cara ya era un recuerdo borroso y su nombre no me molesté en preguntar.
Lo que  sí me recordó durante una semana ésta horrible experiencia, fueron los moratones de las piernas producidos por saltar de fuera a dentro y de dentro a fuera, la puñetera valla.
Así que...QUERIDOS LECTORES:
Hagaís lo que hagaís y esteís donde esteís ponerle ganas a las cosas.
¿Pudiendo ser los mejores, porque conformarse con hacer las cosas de manera mediocre?
No sabéis quien puede enterarse y dónde puede escribirlo.
Pido disculpas por si el protagonista de ésta lamentable historia me lee y se dá por aludido.
No, en realidad, jódete. Tenías que haberle puesto más ganas , que no sabes la suerte que tuviste, my friend.
Si te hubiéses esmerado más , quizá hubiera escrito una buena historia sobre tí y tus actitudes.

Mantenédme informada.
Jess

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