martes, 2 de julio de 2013

SEXO EN OVIEDO...CAPÍTULO 15:

Conversaciones entre amigos que se convierten en entradas.
Me encantan!!!!
Una de las últimas, me ha hecho plantearme muchas cosas.
(Con lo que me gusta filosofar...).
Mi amigo me cuenta una de sus noches locas ( y tan locas.Sólo me creía lo que me estaba contando porque era él mismo quien me lo contaba que sino...) y como reflexión final me desvela que a la mañana siguiente se siente mal, que el sexo sin amor no es lo mismo y que no le llena tener relaciones sexuales vacías.
_ ¿ A tí no te pasa?, ¿Cómo puedes acostarte con alguien a quien no quieres y no sentirte mal?.
Me paré a pensar unos segundos.
En algunas ocasiones si que me había pasado, es más, en ésos momento mi mente sólo procesaba la manera más educada de invitar a salir de mi cama y de mi casa al huésped de turno.
Si me encontraba en su territorio, buscaba la manera más rápida y sigilosa de salir de allí nada más cruzaba el umbral de su puerta.
Y sin embargo, ésas sensaciones no hacían que no repitiera las mismas hazañas al fin de semana siguiente.
El problema no está en el muchacho, ni en mí, tan siquiera.El problema es que el momento de excitación sexual ya se había esfumado, pasado, muerto...y sin nada más que aportarnos mutuamente,¿qué mejor que marcharse sin alargar demasiado el incómodo momento de la despedida?.
El problema de mi amigo ,como la mayoría de los mortales,( bajo mi punto de vista) es que no sabe o puede diferenciar el amor del sexo.
Como ya he explicado en varias ocasiones (creo recordar) el amor es una cosa y el sexo es otra ( muy diferente).
Y ahí comienza mi filosofía....
El sexo con amor es intenso,magnífico y una de las mejore experiencias que he vivido.
El sexo sólo, sin aditivos (sin amor), es una experiencia que en sí no tiene porque resultar vacía.
Simplemente acude a nosotros ésa sensación de vacío porque son los estímulos externos los únicos a los que hacemos caso.
Es decir, el cuerpo nos pide marcha y marcha le vamos a dar.
Sin importarnos demasiado que hay detrás d ésa personita maravillosa con la que vamos a compartir nuestros fluídos durantes unos minutos.
(si, he escrito minutos, que nadie se me ofenda).
No nos importa su nombre, ni su edad, ni si tiene hermanos o trabajo.
No le damos importancia a las experiencias vitales de las que ha aprendido,ni de donde viene ni a donde va.
Sólo queremos que, por un momento, nos haga sentir que somos especiales, que no estamos sólos y que nos sacie ésas necesidades que son más divertidas si se hacen en compañía.
De lo que no nos damos cuenta, es que, a veces,el remedio es peor que la enfermedad.
Una vez que ya estamos satisfechos ¿quién nos llena el vacío emocional que podemos llegar a sentir?
Como reflexión final ( de éste capítulo), considero que esta genial sucumbir a nuestros deseos carnales, pero que quizá, debamos indagar un poco más en nuestros ligues para que las mañanas en compañía sean más prometedoras que las noches de caza.
Asi que....hablar, dialogar, preguntar, intentar conocer un poco a nuestra compañía sexual puede que nos llene más que el propio sexo.
Y si de ahí sale una buena amistad....pues ya salimos ganando algo más que una ¿buena? noche de sexo.
¿No creeis, Queridos lectores?.
Jess

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